martes, 29 de noviembre de 2011

VACACIONES SOÑADAS


¿Qué se imagina Ud. con ese título? Bueno, ya que está de moda contar su par de letras para conocer al autor, pasaré a relatarles las últimas vacaciones de este joven asalariado (bueno, ni tan joven, ni tan asalariado). Todo partió por llevar a cabo una ilusión de infancia: “el sueño de la casa propia”, siempre que digo eso, recuerdo las propagandas que aparecían en la dictadura (aah, perdón mi eufemismo, Gobierno Militar).


Y fue así como me quedaban cinco días de vacaciones por pedir, es que decidí usarlos para la mudanza, que hermosos dos primeros días de vacaciones haciendo cajas y cajas y llenándolas de ropa, cables (sep, no se imaginan la cantidad de cables que tengo oe), juguetes (léase motos chicas), loza, revistas ñoñas, películas en VHS, DVD y BluRay, además de todos aquellos artefactos que coleccionaste por tener el mal de Diógenes encubierto.

Una vez que estaba casi todo embalado (y digo casi, porque olvidé completamente las cosas que estaban en la bodega, que eran miles, cueeek) a buscar una empresa de mudanzas, de esas buenas, bonitas y baratas, lo cual claramente es una utopía de aquellas oe! Después de varias llamadas encontré una respetable, tan respetable que enviaron a un ejecutivo (un ejecutivo poh wn!) para hacer una cotización, es decir, ver mi nivel de pobreza midiendo la cantidad de muebles a trasladar. En fin, acordado el precio que me dolió el bolsillo derecho, el tercer día de mis vacaciones soñadas le incluía su mudanza.


Entre el miedo que se quiebre alguna de tus valiosas posesiones, que pongan todo tipo de atados los conserjes del edificio del nuevo departamento, regalar a última hora a la gata (les conté que tenía una gata?), que los de la empresa de excelencia en mudanzas lleguen tres horas tarde (sin duda de la escuela de la Nueva Forma de Mudarse), hasta pensar que el camión se va a perder o que derechamente se van a llevar tus cosas (tipo conspiración para embaucar al susodicho), a cualquiera se le puede olvidar que en la bodega te quedan miles de cosas chicas, formato animé y mangas (lo se, ya lo dije, soy un ñoño medio otaku).


El cuarto día como se imaginarán fue de sacar las cosas, repartirlas y llamar a amigos en auto pa sacar más cosas de la mentada bodega, comprenderán que en moto (les había dicho que tengo una moto?) me iba a llevar varios días sacar todo. A esa altura de la semana era de un estrés acumulado, sólo asimilable a estar trabajando sin vacaciones como por dos años, eso sí, me quedó tiempo para ir a una tienda a comprar un refrigerador, que me dolió el bolsillo izquierdo, el otro se quedó en el antiguo departamento haciendo más hielo del que se imaginarían.


El quinto día, el último de estas hermosas vacaciones fue la guinda de la torta, la joya de la corona, desperté con el sol pegando en mi cara, adivinen, sep, las cortinas también estaban en la bodega, y ya cansado, queriendo despejarme salí a dar una vuelta en moto, aaaah, ir a Viña por la mañana sería un bonito regalo, claro, como el sol sólo era de utilería, llegando al primer peaje completamente congelado, me devolví, pero en un gesto de optimismo extremo me convencí de que algo había servido el viaje, por lo menos para comprobar que la moto tenía su par de problemas, así al medio día fui donde el mecánico, pasando por Maipú cuando se supone que iba a Las Condes (les comenté que tengo algunos problemas de orientación?).


Ya en el mecánico, su suche me intentaba convencer que el no poder encontrar el neutro en los cambios era sólo un problema de “calibración” lo cual después de una hora no pudo comprobar empíricamente, finalmente y con el mecánico titular de por medio encontramos la falla, ante lo cual, partí inmediatamente de vuelta al departamento para llegar a la hora concebida para recibir el refrigerador, pero, llegando a una esquina esperando que cambie el semáforo, comprendí las hermosas palabras de Coelho: el universo conspira, claro que esta vez, contra mí. El mejor amigo del hombre y certero enemigo de los motokeros me mordió maleteramente en mi pierna izquierda, lo cual me provocó ira, susto, dolor y doblarme hasta que la moto cayó, lentamente, pero llegó al suelo, así, haciendo show frente a muchos desconocidos (lo cual ya es un habitué) paré los 280 kilos de fierros, comprobando que había volado la pisadera y el espejo izquierdo (fácil 100 lukas) lo que me dolería el bolsillo trasero. Como estaba cerca del mecánico me devolví, pero aaaah la sorpresa mía, ya estaba en cuarta, andando fácil a 80 Kms. por hora y chaaaaaan!!! La moto se frena en seco!! aprieto embrague, saco las piernas y al mejor estilo de Los Picapiedras pude mantener el equilibrio, la obra divina fue sólo terminar con los testículos a la altura de la garganta y un susto que aún me tiene medio espirituado, claro, llamo al mecánico, viene a buscar la moto, tomo un taxi, nos topamos con uno de esos tacos eternos en que le puedes contar la historia de tu vida (completa) al wn que está en otro vehículo a tu lado y yo apurando al chofer para llegar a recibir el refrigerador, por fin, saliendo del taco y al llegar al departamento me llaman desde la tienda para decirme que por un “error de sistema” no podrán despachar mi refrigerador hoy, un gran cueeeeeeek retumbó en mi cerebro.


Pero por supuesto, el día continuaba, debía ir a la clínica a ver la mordida del perro, así que después de esperar una hora en urgencias llega mi lado el doctor, extraño ser, difuso por decir lo menos, ordena limpieza de la herida, me receta un antibiótico y comenzaron las sospechas:


Karu: Oiga doc, le recuerdo al igual que a la enfermera antes, que soy alérgico a la penicilina.
Doc: aaaah, tendremos que buscar otro medicamento entonces, eeeh, espera, deja consultar.


        Salió raudo de la sala de atención y yo con mí mejor cara de #plop, vuelve, me dice que el “internista” dijo que tal remedio y volvemos al dialogo:


Karu: Oiga Doc y la vacuna contra la rabia?
Doc: eeeeeeh, mira, eso se lo consultas a la enfermera cuando vuelva.


        Sale nuevamente de la sala y yo reitero mi cara de poto mojado, es decir, anonadado. 


        Nunca más lo vi volver, la enfermera al llegar me dice si tengo alguna consulta y claro: ¿la vacuna contra la rabia? a lo cual elegantemente me contesta: espere, déjeme consultar con el doctor…
        Al final terminé con la famosa vacuna, que en realidad no era una, sino cinco!!

En estos momentos, mordido, vacunado, caído, cansado, estresado, espirituado, pero digno aún, espero a mis padres a cenar, para que conozcan el departamento y escuchar resignado a mi querida y santa madre decir todo lo que “tenemos” que cambiar en el depa, pero bueno, eso ya será otra historia.

1 comentario:

  1. Querido amigo: ¿ tu sabes que cuando cuentas estas cosas, a personas sensibles como uno, nos corren escalofrios y sensaciones de ruptura nerviosa ? Ojala que tus palabras sean escuchadas y puestas en practica por muchos que piensan que cambiarse de casa ( soy experto en eso, aunque ya soy gitano retirado, gracias a Dios)es un detalle sin importancia. Yo aprendi algo de cambios de casa:
    Primero: si crees que te demoras una tarde, te demoras un dia.
    Segundo: si crees que un camion de 2.500 kilos es suficiente, piensa en un camion de traslado de mineral.
    Tercero: si crees que te va a costar medio mes de sueldo, no sabes nada de la vida, ya que muchos artefactos se niegan - gracias a oscuras e inexplicables leyes (incluido Murphy)- a abandonar la casa antigua ( buen tema para otro articulo, eh? ), lo que significa que la Master Plop te llenara de 36 recordatorios de unas 80 lucas cada uno.
    Cuarto: si crees que con unas dos cervezas tendras bencina para el traslado, pasa primero por el supermercado a buscar, digamos minimo, un pack de 6.
    Quinto: si crees que podras celebrar tu nueva cama junto a tu amante esposa la primera noche, estas leso. Mejor te tomas un ansiolitico y le dices a la señora que estas con jaqueca, y salvas asi tu dignidad que se escapa de entre tus adoloridos huesos.
    Ya. Seria todo, ya que esto se ha transformado en una pelicula de Hitchcook.
    Ojala que ya estes mejor. Recuerda que siempre queda la experiencia.
    Un abrazo.
    Alfredo.

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