martes, 24 de julio de 2012

Requiem al Padre




Réquiem

La raza ajena pide justicia.
El ajenjo irritado quema alas.
Una lluvia incontrolable
desclava los linderos de tu corazón.

El poeta grita, exige.

Salpica la sangre nueva
bautizada en iglesias fluviales.

Fantasmas
se
deslizan

Quema tus cartas astrales.
Nostradamus está en huelga.
Arde la paciencia, paz, ciencia.
Creación de lo humano
alcanza mi mano,
arranca el brazo

Temores politonales me rodean.
Mujeres pleniotoñales acechan,
morderán mi corazón, ración.

Se
deslizan
fantasmas.

Los puntos cardenales
oran misa, catedrales.

Vicente, bis

Cánticos ancestrales.
Aleluyas.
Alas tuyas

Réquiem al Padre.

LOGIA PÚRICA


Festejo, en oscuridad la vida.
Festejo, en soledad el vuelo en flor.
Festejo, en mi celda la penitencia.
Festejo, sin que nadie se ofenda, la sangre herencia.
Festejo, por la humanidad, el heroíco amor.
Festejo, en verdad la América perdida.
Lloro, sin más remedio por mi Dios.
Lloro en mi predio a los indios sin voz.
Lloro por la muerte inconclusa de los poetas imaginarios, coterraneos.
Lloro, desvelo, develo, escribo, escribo, amo, amo, soledad,
impureza, ansiedad.
Maldigo el sueño cotidiano.
Maldigo el hombre sin Dios
y el Dios sin hombre penitente.
Maldigo la suerte e inconsciente
la humeante muerte del fuerte.
Maldigo al fuerte y el fuerte español
en tierra, mapu, geo.
Festejo a Lautaro y al Che
y el doble revés de aquellos hombres inconscientes
pétreos ante la muerte.
Maldigo, digo y repito.
Sueño desvelos en sueños importados.
Vivo amando ante un Dios
y digo adiós al desvelo importado.
Inconsciente me desvelo por tu amor
amorfo pensamiento amortiguado
por tu amedrentado Dios.
Venus te amputo los brazos.
Abrazo las brasas que queman tus lazos
ante Dios y la muerte, sin orden cronológico.
Beso tus labios, sabios, suaves, lógicos.

domingo, 22 de julio de 2012

DIARIO DE LA POLOLA DE UN FRACTURADO II



Misión: Consigue el pato
Por @marielardilla
Sea gracias a Dios o a Horus, el Karu salió bien de la operación. Considerando su doble fractura le pusieron dos pernos gigantes [que no es lo mismo decir que nosotros dos somos pernos, aunque ello también es factible] De un día para otro yo pololeaba con Ironman [ grrrr!]
Tras dos días de estar clinicalizado fue dado de alta [eh eh eh]. Le pregunté al traumatólogo y al kinesiólogo respectivo qué cuidados había que tener al tiempo que sacaba mi cuaderno y mi lápiz para anotar.
-       Nada especial, procure que no se mueva mucho, que use la férula y que haga los ejercicios
-       ¿Nada más?- pregunté mirando a los médicos por encima del marco de mis lentes
-  No, nada. Ah, que no se suba a la moto [ja- ja. Esa talla la escuchamos x+1 veces]
Paréntesis la férula es una cosa re encachada. Fíjate que son dos fierros paralelos que al medio tienen como un transportador con bisagras y 6 correas de velcro. La idea es que los fierros dejen tiesa la pata pero permitiendo doblar la rodilla. Muy macanudo. Cierro paréntesis.
Bueno, el asunto es que debíamos  volver a casa y el primer escollo a sortear era ver cómo lo hacíamos, porque claro, podíamos pagar un taxi, pero, ¿Cómo  subíamos al depa?  Ojo, no teníamos silla de ruedas y con las muletas y a saltitos francamente me daba susto que se cayera  [otra vez]
Para solucionar el drama de la vida misma llamamos al Señor X, un noble ciudadano –anciano dirán algunos- de esta república cuya humildad extrema explica por qué no figura con su verdadero nombre. El Señor X se transformó entonces en nuestro querido Tío del Furgón, así es que entre los dos apañamos la travesía que implicaba volver al hogar.
Ya instalados vino otro drama. Ir al baño.
Santo señor
Claro, cuando uno está bueno y sano los 15 pasos que separan el baño del sillón del living son una bicoca pero trata de hacerlo estando recién operado de la tibia. Ni en broma.
Mira, el pobre Karu quedó como si hubiera corrido la maratón ida y vuelta. No, así como estaba de fracturado era imposible que fuera con los bastones. Había que encontrar una solución y rápido.
Y ahí fue cuando cual epifanía mística vino a mí el recuerdo de mi papá quien fue operado de los meniscos. Resulta que él tampoco podía caminar así es que una de sus hermanas le llevó de regalo un pato.
¡Claro! Ahí estaba la solución por lo menos para el desahogo líquido de sus esfínteres. Porque hay que hacer mención a que los hombres en ese sentido son envidiablemente afortunados ya que la naturaleza le otorgó sendas ventajas comparativas respecto a las mujeres para hacer pipí. Los detesto un poco por eso.
A todo esto, asumo que ustedes saben qué es un pato, cierto? Bueno, por si no cachan, es como un jarro de jugo  pero destinado a recibir pipí.
El asunto era entonces, ir a buscar un pato. Lo primero era tratar de dejarle todo a mano al fracturado para que se moviera lo menos posible en mi ausencia, consideren que recién había sido dado de alta, así es que ni un té se podía hacer por sus propios medios [paaaabre]. Luego era ver dónde vendían el dichoso pato, claro, en una tienda de insumos para enfermos, pero había que localizar una cercana al hogar para disminuir los tiempos en que él estaría solo y ojo, que no estuviera a tras mano porque yo igual cojeaba un poco.
Cuento corto, encontré una de las tiendas en cuestión en una de las galerías del centro de Santiago y para allá partí. Al entrar y ver una pila de pelelas y chatas pregunté, no sin pudor si vendían “patos para hacer pipí”.
-       Sí claro- dijo la enjuta vendedora. $5.500, es para usted?                                            
 [Mira, no sé qué cara le habré puesto que al segundo preguntó] o para su marido?
[Nuevamente volvemos al ítem “marido” ¿a la gente no le caben más tipos de vínculos que los validados por el Registro Civil?]
-       Sí es para él- contesté al tiempo que pagaba
-       Ah, está enfermo?
-       Mmm algo así [¿Cómo no cachaba la señora que no quería hablar?]
-       Ahhh, ya veo, un accidente
[Yo no sé si son muy copuchentas, morbosas o bien a esas tiendas no entra con frecuencia personas menores que mi abuela y se aburren con los mismos relatos de próstatas y menopausias que quieren saber historias nuevas]
-       Fue un accidente- dijo de pronto una voz que salió desde el fondo de la tienda.
Ahí, entre las bolsas de pañales y los cojines ortopédicos estaba sentada una señora  de la que no me había percatado al entrar. La mujer en cuestión era robusta [ok, era gordita…bien gordita] y vestía un blusón dorado y pantalones con lentejuelas negras en las costuras. Con más anillos que dedos y un olor a pucho barato insoportable se me acercó y me tomó de la mano:
-Él va a estar bien, porque la Luz Divina lo protegerá
- O_O [perdón, pero…. ¿¿Dónde está la cámara??]
- Las fuerzas de la naturaleza lo sanarán porque él al igual que tu, yo y la señora Hilda (así se llamaba la vendedora) somos una misma energía y a través de ti yo le mando mis energías curadoras.
- Emmm..este…..Muchas gracias, debo irme ahora [concédanme que fui una lady porque estaba atacada de la risa por dentro]
- Espera, no es casualidad que hayas venido. El gran hacedor [sic] te ha enviado a mí y ya que estás acá debes llevar uno de mis libros que conducen a la plenitud espiritual. Por sólo $2.990 puedes llevar la paz que él y tú necesitan.
O sea. La señora en cuestión era un mix de Yolanda Sultana, una variante rara de la masonería con look Celia Cruz y con el espíritu comerciante de Omar Gárate.
La miré y le dije al tiempo que sacaba su mano de la mía:
-       Nuevamente muchas gracias, me iré y espero que usted esté bien. Agarré el pato y salí rumbo a casa.
Mientras caminaba atacada de la risa y tratando que nadie cachara que llevaba en la mano un patopipí pensaba en solucionar el otro problema, el sólido. Pensé entonces en comprar una sillita de computador pequeña, cosa que pudiera pasar por todas las puertas del depa así es que tras dejarle el pato al Karu partí a lo de la silla.
De regreso nuevamente en el hogar el fracturado comenzó a quejarse que le dolía mucho la rodilla.
-   Calma, estás recién operado, es natural que te duela porque ya no tienes los calmantes intravenosos.
Con un par de derivados de la morfina él y yo pasamos la noche entre patos, pipí y remedios.
A la mañana siguiente Don Karu Senior vino a ver a su hijo y le preguntó que por qué no tenía la pierna en alto. No cachamos muy bien el motivo de la pregunta ya que ni el traumatólogo ni el kinesiólogo habían dejado instrucciones de mantenerla levantada, sólo que no la apoyara.
Craso error.
El dolor se intensificó, la rodilla se mega hinchó y vamos llamando al Tío del Furgón para partir de urgencia a la clínica otra vez. Algo no andaba nada, pero nada de bien.

domingo, 15 de julio de 2012

DIARIO DE LA POLOLA DE UN FRACTURADO I

Lado B de una fractura


Por @marielardilla



Fracturarse no es cosa grata. Menos cuando la causa es que una moto de 280 kg te cae en la pierna derecha y cuando en esa misma moto, ese mismo día iba el motoquero [ahora fracturado] y su polola [o sea, yo]
En episodios anteriores han leído el asunto desde la perspectiva del fracturado, pues bien, esta vez, las líneas que siguen a continuación narran el lado B, lo que no se vio o la visión de la polola del fracturado.
No entraré en detalles sobre lo acaecido, baste decir que a mi no me pasó nada aparte de unos moretones pero como había accidente de tránsito de por medio igual fui en ambulancia a la clínica acompañando al Karu.
Y es que desde el momento mismo del evento [ojo, viene una frase rosa] supe que mi lugar era a su lado y que nada ni nadie (ni siquiera él) me iban a mover de ahí [fin de la frase rosa]
Me subí a la ambulancia cosa que costó bastante, no por los machucones sino porque es muy re incómoda, con decirte que hasta los cinturones de seguridad son un cacho. Por otro lado, la paramédico que anotaba y anotaba datos del susodicho era bien amable pero por mucha amabilidad que tuviera igual no le funcionó nunca la radio para comunicarse a la “Central” [imaginé que era como la KGB de las ambulancias] y al final tuve yo que prestarle mi celular para que llamara.
Llegamos a la clínica en cuestión y al Karu lo bajaron en camilla, amarrado y todo, así como en las películas. Cuando yo me incorporaba para bajar por mis propios medios, el paramédico de la clínica me preguntó:
- “¿Usted viene con él?”
- Sí [nooo, como no pasaba la micro hice dedo y me vine en ambulancia. Las preguntitas, oh]
- Ah, entonces súbase a la silla de ruedas, por favor.
Lo miré con estupor porque aparte de moretones y dolores asociados a ellos yo no tenía nada. Cuento corto, me sentaron en la mentada silla pese a mi vehemente petición de evitar ese escenario. Me sentí por un instante como Kenita Larraín. Del Terror [pero, ojo, no me subí el pantalón para mostrar los moretones]
Entraron al fracturado a rayos y perdí su rastro hasta cerca de dos horas después. Mientras, yo figuraba en una silla de ruedas, vigilada por una enfermera y mirando a la pared. Tal cual [díganlo con confianza: patético]
Al  rato me pasaron a un box. Con suerte había una camilla y una pulcra cortina color nácar y muy poco glamour para el manso palo que cobran después [oye que es caro, se fueron al pig] El paramédico que me llevó a ese lugar y que me vio un tanto alterada [no, no histérica sólo alterada] trató de calmarme diciendo que todo estaría bien y que “su mino va a salir del uno de esta”
[Mino??? Tsss patúo]
Figuraba entonces en la camilla cuando llegó el enfermero a ponerme una mariposa y antes de preguntar qué era eso [porque de asuntos clínicos se poco y nada] sentí un pinchazo en el brazo [suave porque tengo buenas venas según lo que dijo el profesional de la salud]. Habiendo terminado la misión de la lepidóptera aquella en mi brazo derecho llegó un doctor muy joven, muy rubio, muy PUC  [tengo tan identificado el perfil UC que los cacho con sólo mirarlos y escucharlos]
El doctor, que además era medio hipster y shúper, me dijo que de todas maneras tendrían que tomar radiografías para descartar cualquier lesión de consideración mayor pero que debía esperar porque “su marido está ahora en rayos” [O_o]
A esa altura estaba media dopada producto de los calmantes intravenosos y no me dieron ganas de romperle la ilusión de la “familia como debe ser” al doctor PUC  así es que esperé mi turno mirando al techo. Mientras eso pasaba, al box vecino llegó una cabrita de unos 15 años acompañada de su madre por un dolor en el estómago que resultó ser un rasca Síndrome pre Menstrual [esta gente ABC1 le duele un dedo y parte a Urgencias. En fin]
Llegó mi turno para someterme a la radiación y para allá partí cual Marie Curie. El radiólogo, mientras me acomodaba en la camilla, me preguntó el motivo de mi “visita” [ofréceme un té y un pan con queso al menos. Visita, ble]
Le conté que venía con el motoquero accidentado y aproveché de preguntar por sus radiografías:
-      Mire, por el dolor que sentía y los gritos que pegaba, yo creo que su marido se quebró la pierna
[O_o por segunda vez]
Tras finalizar el proceso de 12 fotos a mi esqueleto me devolvieron al box desde el que salí y se me erizó la piel cuando escuché los gritos, alaridos guturales del Karu que estaba al otro lado de urgencias. En eso estaba cuando el doctor #shuperhipsterPUC volvió con unos papeles en la mano.
-      Listo, usted se puede ir a su casa. Su marido se queda acá porque lo operaremos mañana a primera hora. Don Karu tuvo una doble fractura en la tibia que debe ser intervenida cuanto antes.
Esperé a que se fuera, ordené mis cosas y me puse a llorar [de manera muy sutil y estilosa, no a moco tendido, obvio]
Cuando me iba [cojeando], sequé mis lágrimas y pasé a verlo.
Me tomó la mano y la besó. Con esfuerzo no menor me acerqué, besé sus labios y le dije cuánto lo amaba. Él, me dijo al oído: “Yo también”
Y mientras me alejaba por el blanco pasillo con el corazón acongojado escuché que me llamaba con fuerza y voz desgarrada:
-      MARIEEEEEEEEEEEEL!!!

Volví sobre mis pasos y con los ojos vidriosos me preguntó

-      ¿Cómo quedó la moto?
-      ¿Dónde está la moto?
-      ¿QUIÉN TIENE MI MOTO?

domingo, 8 de julio de 2012

DIARIO DE UN FRACTURADO IV



Yisas Craist!

“Oh my Gosh!!!” ¿Se han preguntado por qué varios estadounidenses dicen esta frase? La leyenda cuenta que no dicen God, para no nombrar al “Señor” en vano, cual “señor” se preguntará Ud. Aquí existen varias interpretaciones, algunos dicen Jesús, otros Cristo, Jehova, Jesucristo, otros derechamente dicen Dios o el altísimo, con la santa trinidad no me meteré; también algunos pueden decir Horus.

        Entonces, según un par de estudios, hace cerca de tres mil años antes de Cristo los egipcios, gracioso pueblo por lo menos en esa época, creían en varios dioses, uno de ellos se llamaba Horus; este cabro nace un 25 de Diciembre (según nuestro calendario, no el de ellos) aproximadamente, en esos tiempos todo era aproximado. Su madre Isis da a luz a Horus, con la particularidad de que, según ella y miles de creyentes, no tuvo relaciones sexuales para concebir a nuestro héroe y como ya tiene categoría de héroe, su nacimiento además es anunciado por una estrella en el cielo que con gran resplandor guió a tres sabios al lugar del parto, los que creían que sería una especie de salvador. Según estos estudios, la historia continúa recalcando que a los doce años Horus ya era considerado un prodigio entre sus pares e impares supongo. Aproximadamente pasada esa edad se pierde la huella de Horus, aunque todos saben que se encuentra en un viaje por el desierto para resolver las dudas que aquejaban su corazón. A esta altura del relato voy comprendiendo el misticismo que tuvo en su momento,  la acción de Hernán Büchi de subir la montaña para esos mismos menesteres.

Pero volvamos a Egipto, aproximadamente a la edad de treinta años nuestro futuro Dios reaparece con bombos y platillos y es bautizado en un charco por Anup, conocido como el “bautista”. Poco a poco el nombre de Horus se va haciendo popular a costa de curar enfermos, dar luz a los ciegos y caminar por sobre el mar entre otros milagros. Se le recuerda siempre rodeado en sus viajes por doce compañeros, que según muchos, eran discípulos de sus enseñanzas y modo de vida, modo de vida que de cierta manera es revolucionario para esos días y quizás noches. En su mayor esplendor, Horus rescata de la muerte (es decir “revive”) a un conocido, llamado algo así como “Azarus” y tiempo después, oh casualidad, es traicionado por uno de los doce, disputa que termina con la crucifixión o algo similar de nuestro personaje principal, pero a no achacarse, pues tres días después, dos mujeres cercanas al maestro, a esa altura supongo que ya se había ganado el título, avisan a viva voz que han visto a Horus vivo, resucitado.

Tres mil años después de esta historia y no existiendo aún la ley de propiedad intelectual, tenemos un relato muy parecido de otro mesías; aunque al parecer éste es más pro, pues, según algunos, funda una Iglesia que subsiste hasta nuestros días, esa Iglesia que Ud. debe conocer por estar forrada en oro, tener un gran poder para decidir de lo terrenal y aún más de lo divino, por tener varios ministros acusados de pedofilia, por considerar a la homosexualidad como una enfermedad, por tener seguidores como algunos abogados (que pudieron llegar a ser Contralores de la República) preocupándose de los esfínteres ajenos o sectas internas que se castigan con la llamada mortificación corporal y tener colecciones de cilicios. Ahora claro, no es la única Iglesia de nuestros días, muchos pensarían que el negocio del traslado de almas es muy rentable, terrenalmente hablando, también existen Iglesias que creen que Jesucristo (o quizás el mismo Horus) resucitado vino a dejar sus enseñanzas a las Américas y que ahora vive junto a su padre Dios en el planeta Kobol.

Pero más allá de los representantes de éste Dios u otro en la tierra, las historias ingenuas y que buscan dejar una enseñanza siempre llaman la atención de muchos de nosotros, incluso existen varios libros a los que uno puede recurrir, como por ejemplo el antiguo testamento en donde Dios es un personaje terrorífico, vengativo y al cual se le debe temer, sin embargo en el nuevo testamento, el personaje principal pasa a ser un protector benévolo que busca guiar por la verdad, supongo que la suya, a quienes crean en él, ahora claro, algunos dirán que las segundas partes nunca fueron buenas.

Esperando que los párrafos anteriores hayan sido una enseñanza para los nuevos fracturados y a modo de compendio le podemos decir que si Ud. se encuentra en “situación de fractura” no diga: Oh my God! Virgen Santa! Por Horus! O algún otro epíteto “espontáneo” para no herir susceptibilidades varias, otro cuento es si grita: Yisas Craist!!!!

domingo, 1 de julio de 2012

DIARIO DE UN FRACTURADO III



Punto de Quiebra

El asunto es que el título tiene que ver con una película antigua (y mala) que siempre juré que se llamaba así, pero claro, debido sin duda a mi tremenda capacidad de difuminar todo tipo de información a la cual accedo, caí en ese error por años, es más, me acaban de sacar del mismo hace un par de días, en todo caso la película en cuestión no merece tanto debate ni análisis.

En fin, en la evolución de un fracturado llega un momento en que pasas de sentirte “menos mal” a sentirte mejor, es un punto de quiebra, bah, de quiebre, en donde aún sabiendo que no puedes apoyar la pata ya eres experto en la silla con rueditas, ya has visto al o los doctores su par de veces y hasta el kinesiólogo que te trata cree que si podrás ir a correr una maratón en unos cuantos meses más (si claro).

No es que uno “disfrute” su licencia, ni por lo bajo, pero te das cuenta que ahora los cambios bruscos de temperatura ya no te producen un tremendo dolor, vas tomando mayor atención a ese aparatito llamado televisor que días atrás estaba sólo para romper la monotonía del silencio; y es tanto el aumento de tu poder de concentración que te comienzas a dar cuenta de la repetición constante y uniforme, por parte de algunos periodistas, de frases y palabras tan mal empleadas que se llega a pensar que el legado del Profesor Banderas se perdió en la inexistente Combarbalá; sólo a modo de ejemplo encontramos:  “dantesco” y yo me pregunto si en verdad  alguno de los periodistas que trata una imagen como “dantesca” ha leído alguna vez a Dante Alighieri, que se yo, una frase, un soneto que sea. A esto le podemos sumar: “Espontáneo”, el típico periodista en terreno que para demostrar su sapiencia señala: “Se encontraban en el lugar de los hechos siete personas que detenidamente se pusieron de acuerdo para “espontáneamente” aplaudir, cachai que todo esto el periodista lo dice seriamente, creyendo que la está haciendo de oro. No es que uno sea experto en “hablamiento” como diría nuestro querido (supongo que en alguna parte) Presidente.

Bueno, pero esto no se trata de dejar mal parados a algunos periodistas, se trata del punto de quiebra (y dale con la tontera) de un fracturado, es decir, de encontrarse en la mitad más uno del tiempo de recuperación de una fractura, que es justamente uno de los momentos más importantes, un momento que está lleno de decisiones. Para de alguna manera dejar más claro este momento de decisiones colocaremos un ejemplo específico:
Supongamos que el pobre wn, es decir el fracturado, se sacó la cresta en moto, es más, supongamos que su moto le cayó encima de su pierna derecha lo que provocó la famosa fractura “medial y lateral” de su tibia; el pobre cabro a esta altura ya se está preguntando entre otras cosas, en como quedó su moto, cuanto saldrá el arreglo y la pregunta más importante ¿Se subirá nuevamente a la moto? Pero además debe decidir otras cosas; ya ha pasado más de un mes y por ende ya comienzan a llamarlo desde la clínica para que arregle ese pequeño problema de pagar la operación. Así debe decidir que cresta hará para resolver el problema. Pasado más de un mes comienzan los acreedores a acordarse de ti y no sólo ellos, después de eso, obviamente tu empleador ya comienza a llamar para ver si es que aún sirves y atisbar cuanto te falta para volver a producir, es decir, de algún modo perverso, la sociedad ya reclama tu presencia nuevamente.

Y ahí está el fracturado, lidiando entre que canal ver hoy, cuantas veces debe repetir el ejercicio de kine e intentando decidir como, cuando y donde pagará sus deudas e intentará resolver sus problemas de manera teórica, pues no puede ejecutar físicamente aún ninguno de sus planes trazados; quizás por lo mismo se intenta distraer con los errores ajenos, como lo de los periodistas en terreno.