sábado, 15 de septiembre de 2012

CHILENIDAD POR DECRETO




Por : @marielardilla
Septiembre mes de la patria, dice la tradición. Apenas salimos de agosto y ya las banderitas, guirnaldas y un sin número de artículos tricolores empiezan a aparecer por doquier. La patria se tiñe de blanco, azul y rojo, se dispara la venta de carne, longaniza y carbón y en cientos de colegios de todo el país mini huasos y mini chinas se toman los actos cívicos.
¿Por qué?
¿Por qué nos baja este ataque de patriotismo que cae muchas veces en chauvinismo justo en este mes? ¡Ah!, dirá usted, es por el 18 de septiembre, día de nuestra independencia nacional. Pues bien, me permito dedicar las siguientes líneas para plantearle, al menos, la duda respecto a eso del “mes de la patria”
El 18 de septiembre de 1810 se llamó a un cabildo abierto en la ciudad de Santiago de Chile que, aparte de ser fértil provincia señalada en la región Antártica famosa, era una Capitanía General teniendo para la corona española valor en cuanto a frontera imperial, pues le daba más gastos que ingresos dada nuestra pobreza comparada con Lima o Santa Cruz. En fin, este rincón del mundo donde habitaba una elite pequeña y bastante emparentada entre sí, donde la obsesión por el orden era una máxima de fe, el patronato funcionaba sin mayores problemas y los comerciantes tenían importantes cuotas de poder también se vio afectado por la invasión napoleónica a España y la “captura”, del rey Fernando VII por parte de Napoleón quien puso en su lugar a su hermano José Bonaparte, el famoso “Pepe Botella”. No entraremos en detalles respecto al cómodo cautiverio del Borbón español ni de las juntas españolas. Me remitiré a 3 puntos, a saber;
Primero. Si analizamos el acta del Cabildo de Santiago claramente vemos que se jura lealtad al rey, despreciando al usurpador (Bonaparte). No habla en ningún punto de independencia soberana, república y menos nación. Es un documento firmado ante los vecinos de la capital del reino donde se jura fidelidad a Fernando VII. El objetivo era hacer una junta como la de Cádiz, por ejemplo, reconociéndose súbditos del Rey y no de los españoles. Cito: “depositó toda su autoridad en el pueblo para que acordase el Gobierno más digno de su confianza y más a propósito a la observancia de las leyes y conservación de estos dominios a su legítimo dueño y desgraciado monarca, el señor don Fernando Séptimo”. Considerando que los vecinos de Santiago eran la elite criolla, el concepto de pueblo excluye a la mayor parte de la población que, tal como dijo Portales, siguió por largo tiempo viviendo bajo el peso de la noche.
Segundo, el sentimiento de ruptura e independencia se manifiesta claramente con la llegada de José Miguel Carrera en julio de 1811 y se agudiza con la arremetida española tras la derrota patriota en Rancagua el 1 y 2 de octubre de 1814. Carrera llegó con bandera, escudo, ensayo constitucional y hasta con un censo. por otro lado, el desastre de Rancagua trajo como consecuencia exilio, juicios, cárcel, confiscación de bienes entre otras medidas  las que convencieron a los criollos realistas que Fernando VII había vuelto al trono de no muy buen humor. La organización del Ejército Libertador allende los Andes y los montoneros organizados por Manuel Rodríguez permitieron, entre muchos otros factores que no analizaremos en esta ocasión, que el 12 de febrero de 1818 se proclamara la independencia nacional. En la ciudad de Talca se firmó el documento que, entre otras cosas adopta: “la resolución de separarse para siempre de la Monarquía Española y proclamar su independencia a la faz del mundo”
Ahora bien, si la Independencia se proclamó y firmó el 12 de febrero de 1818 tras el triunfo un año antes en Chacabuco y ad portas de la Batalla de Maipú, ¿por qué celebramos el 18 de septiembre la independencia? Para responder eso, volvemos a Diego Portales quien nos dará la respuesta.
Tercero y último. Portales fue quien realmente ejerció el poder más allá de los presidentes José Tomás Ovalle y José Joaquín Prieto de quienes fue ministro. En un decreto firmado el 8 de febrero de 1837 y en medio de la Guerra contra la Confederación  Perú Boliviana, se establece que la celebración del 12 de febrero quedará “reducida en adelante a una salva de 21 cañonazos en las plazas y pueblos donde hubiere artillería y repique general de campanas a las 12 del día. En las casas públicas y de particulares se enarbolarán banderas por todo el día y habrá iluminación durante toda la noche”. Los motivos para suspender las fiestas patrias en febrero responden a tres razones fundamentalmente. Uno, febrero es época de importantes faenas agrícolas y, honrando a la patria en las chinganas y ramadas, los campos quedaban vacíos por cerca de dos semanas; dos, coincidía generalmente con el inicio de la Cuaresma lo que en una sociedad tradicionalmente católica merecía días y días de recogimiento, y tres revestía gran gasto público debido a que también se hacían celebraciones el 18 de septiembre, por lo que dos fiestas al año era muy caro. Tal como lo dice Paulina Peralta en ¡Chile tiene fiesta!: el origen del 18 de septiembre 1810-1837 (LOM 2007) a eso se suma que la elite siente como propia a la Primera Junta de Gobierno, una elite discriminadora, arribista y siútica que difícilmente reconocería mayor valor a una batalla ganada por un huacho –O´Higgins- y un argentino –San Martín.
El 18 de septiembre celebramos por decreto y bajo razones económicas, elitistas y religiosas  una independencia que no es tal. Si bien el acta de emancipación del 12 de febrero de 1818 reconoce a la Primera Junta de Gobierno como el primer paso de un proceso, dista mucho de la realidad que las fuentes nos permiten reconstruir tildarla como “el día de la independencia”.
Baile cueca y tome chicha teniendo en mente que “ese 18” se le juró fidelidad al rey, que en 1837 Portales nos cambió la fiesta de febrero a septiembre y que Chile es mucho, pero mucho más que tradiciones impuestas por decreto.

martes, 11 de septiembre de 2012

DIARIO DE UN FRACTURADO V


El Inicio

        Algunos fracturados llevan una especie de diario con relatos de sus andadas, otros escriben cartas imaginarias, varios elevan plegarias a seres imaginarios; seguramente al sentirse alejados de la sociedad y de los seres normales o imbuidos dentro de una soledad insoslayable o simplemente porque les gusta llamar la atención, relatan lo que ellos consideran admirable para la posteridad.
        En este caso recurriremos a una de esas cartas para mostrar lo que sería un reporte de los hechos, esperando con esto poder ayudar de alguna manera a estos extraños seres que intentan sobrellevar el dolor y la monotonía que implica reposar forzadamente por andar quebrándose por la vida.

Querida y Santa Madre: Con el propósito de que no te sientas preocupada por no tener contacto contigo estos días pasaré a relatar mi experiencia de las últimas semanas:

1.- Después de una sacada de cresta en mi moto (sep, nuevamente) me fracturé la tibia derecha en dos partes ¿Recuerdas cómo gritaba cuando no me comprabas esos dulces y helados? Bueno, fue algo similar el concierto de aullidos que di al sentir todo el peso de la moto, que me dijiste que vendiera antes que me pasara algo, sobre mi pierna.

2.- Al día siguiente me operaron y me pusieron dos tornillos de titanio, lo que me dejó la rodilla más hinchada que calabaza. La experiencia dicta que esos tornillos harán doler la pierna más que la cresta cuando sufra cambios bruscos de temperatura. Con sólo recordar el fierro que tuve en la clavícula y que me pusieron por haberme caído de la moto que tu ya en esas fechas me habías dicho que vendiera antes que me pasara algo y los dolores que ese fierro provocaba se que estos dos tendrán un efecto parecido.

3.- Pasados unos días después de esa operación me dieron de alta y me dejaron partir a mi hogar, con unas cuantas instrucciones que debía cumplir a cabalidad, tú sabes lo distraído que soy, diría wn, pero se que te molesta que me exprese de esa forma; el asunto es que fui sintiendo demasiado dolor, hasta que no soporté y corrí a la clínica (no de manera literal, claro está).

4.- Aunque no lo creas, si uno no sigue las instrucciones precisas después de una operación pueden pasar cosas malas, verás, tenía la rodilla aún más hinchada que después de la operación, así que el doctor en urgencias tomó una de las jeringas más grandes que he visto en mi vida y sin anestesia ni intermediarios la clavó en mi rodilla, mientras un paramédico al otro lado “exprimía” los hematomas que tenía en la calabaza, bah, en la rodilla. No te mentiré, es el dolor más grande que he sentido en mi vida y eso considerando los varios accidentes que he tenido en mi moto, que como me recuerdas cada vez que nos vemos, tú me dijiste que vendiera antes que me pasara algo.

5.- Después de eso el doctor me llevó a hacer unos exámenes que demostraron que tenía trombosis en la pierna y me dejaron nuevamente internado por otro par de días, más allá de tener la pata levantada como en 50 grados y de recibir dos pinchazos diarios en la guata, los analgésicos me ayudaron mucho, junto claro, con recordar tus sabias palabras.

6.- Volví a mi casa y guardé el reposo indicado, con la pata levantada, con una media que la apretaba, sin poder apoyar el pie y con dolorosas idas al baño, que no te preocupes, no detallaré.

7.- Pero como de todo se puede sacar algo positivo, te diré que ahora fumo mucho menos y que por fin seguí tu consejo, vendí la moto, la di de pie para una un poco más cara!

        Sabiendo que sin duda has tenido unas últimas semanas mucho más apacibles y gratas que las mías, se despide tu querido hijo.