martes, 29 de noviembre de 2011

TWEETLAND XII

CITA TUITERA



Yo comentaba respecto a lo mal que jugaba #ColoColo, concentrado en dar rienda suelta a mi ira “tuiteramente”, cuando veo que tengo una “reply” de ella, claro, se preguntarán quien es ella, digamos que formaba parte de mi lista VIP imaginaria, mis ojos, sin saber como, le daban más importancia a sus tuits que a otros, es que esa forma de escribir y como desarrollaba sus ideas era interesante, los mal pensados se imaginarán que seguramente me fijé en su avatar veraniego (por lo escaso de ropas), pero no, no era el caso, es cierto que un avatar así puede llamar la atención, sin embargo, esta foto sólo era un paisaje.

Comenzó como siempre, la empecé a seguir o quizás ella a mi primero, el asunto es que en mi caso es más o menos complicado eso de seguir inmediatamente (no, no es de divo o algo parecido), leo la bio, sus últimos 15 a 20 tuits y veo si concuerda con mi línea editorial, así evitamos el unfollow precoz. Llevábamos un tiempo siguiéndonos y no había existido mayor dialogo entre nosotros, no obstante había algo que me llamaba profundamente la atención, muestras claras de inteligencia, ironía y juegos de palabras, bienes sumamente preciados por estos tiempos y sobre todo en esta red social.

Y claro, como tan wn no soy, comenzamos a conversar por el TL, su par de tallas, sus ironías, sus pensamientos profundos, su congeniar político, bueno se entiende, una cosa llevó a la otra y casi sin darnos cuenta pasamos a los DMs, ese mundo aparte que tiene todo su encanto al respetar aún los 140 caracteres y dar rienda suelta a esa especie de prosa íntima ¿Cuánto tiempo habrá sido? No lo tengo claro, sólo que se notaba esa atracción de ideas, esas palabras entrelazadas, ese devenir de sentimientos.

Sin duda había que dar el siguiente paso, Facebook perro, Facebook, claro que se fue apurando el asunto, gtalk era el habitué, concordar las fotos con los pensamientos (en mi caso sólo cubre un segundo plano).

Y todo, pero todo debe llegar a una conclusión y eso se llama “cita tuitera”, que se espera sea algo así como ideal, lo cual no necesariamente ocurre, desde calmar las revoluciones hasta pensar ¿Cómo la saludo? ¿Beso, en la mejilla, abrazo? Ahora, hay gente más extrema que va a otra ciudad a la famosa cita (los motokeros tenemos este mal al parecer, mira que mezclar cita con ruta, es toda una dicha). Como ven, buscar el ideal artificial es lo peor que se puede pensar, como dirían los antiguos, “las cosas se tienen que dar”

Así, partí raudo al encuentro, saludo informal, pasar a tomarse un café o te, algunos optan por una “infusión”, pero pa que ir a un lugar tan caro poh, tener claro que el lugar no debe tener doble mantel (ahí duele más el palo), ver la conducta, es decir, ¿Espera que le abra la puerta? ¿Pide lo más elaborado? ¿Toma el teléfono a la mitad de una conversación? ¿Sermonea al mozo? ¿Va al baño justo al momento de pagar? Pequeños detalles que no se muestran en tuits y que sirven para reflejar el lado B de toda persona a los cuales uno debe estar atento.

Salimos del café, conversamos de la vida, del imaginario colectivo, de bracitos cortos, de los trogloditas tipo Villegas, como tres horas oe, tres horas en donde en ráfagas de segundos vas confirmando que ella en verdad te gusta (o quieres escapar inmediatamente rogando por una llamada a tu celular que te salve de la situación de manera decorosa y sin herir susceptibilidades). Y nos encontramos con el primer “pero”, quieres besarla, pero tu memoria muscular te recuerda las cachetadas en algún tiempo recibidas y lo #confieso nunca he sido bueno para encontrar el momento “justo” (si es que existe tal momento), además en particular, el rechazo es todo un tema, sea la forma que sea en que se exprese.

Finalmente nos besamos, yo diría atolondradamente, intentamos repetir la operación, aunque el atolondramiento continuaba y aquí viene nuevamente su par de interrogantes ¿Qué hacer a continuación? ¿Deslizar la idea de seguir con la cita en otra parte?  ¿Seguir los consejos de motelazos de Don Raja Chucha? Pareciera una osada opción ¿Mencionar que para ser la primera cita es agradable terminar con ese tan buen sabor? ¿Programar o intentar por lo menos otra cita? ¿Esperar a que ella diga algo? Ven, muchas interrogantes.

En fin, la cita terminó media hora después con promesas recíprocas de vernos lo antes posible, tomar mi moto, volver a mi hogar, digamos esperanzado, bobalicona situación mental si me preguntan.

¿Sienten curiosidad por saber cómo terminó la historia? De esta “primera cita” ya ha pasado cerca de un año, actualmente no recuerdo con exactitud su Nick en Twitter, llegó un momento en que se fue de unfollow, por su parte creo que hasta reportó spam de mi persona (algo así como la ofensa máxima en Twitter). Eso si, espero se encuentre bien donde y con quien sea que esté.

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