sábado, 24 de marzo de 2012

Urticaria para un final II



Al despertar ese lunes por la tarde ya todo iba bien, tomo el medicamento y a intentar relajarse pensando que por lo menos el cambio de sueño lo recuperaría al otro día antes de regresar al trabajo, para lograr aquellos menesteres me acuesto temprano, pero aaaaah! El sueño comienza a transformarse en pesadillas, motos pasan volando, algunos dinosaurios de brazos cortos intentar rasgar la piel de mi cuerpo que se transforma en Chile, dinosaurios de brazos cortos con trajes formales, guardias de un tal Banco de Talca me persiguen con esas manitas para rascarse, un volcán estalla, quema y despierto de madrugada nuevamente lleno de ronchas, ardor, y picazón.
Y partimos nuevamente con todo el procedimiento, vestirse, bajar al estacionamiento, tomar la moto y conducir por esa Alameda desocupada del tráfico diario, llegar a la Clínica, ingresar al box y encontrarte con el mismo enfermero, que apenas te ve sale y vuelve con una intravenosa, pero hay novedades, ahora el doctor de turno es otro, me recorre un escalofrío, esa cara la he visto en alguna parte, esta vez el facultativo tiene cara de sueño, nada de empoderamiento, seguro que del Gobierno no lo mandarían a arreglar el problema de Aysén (aunque quizás si, quien sabe).
Le relato los últimos acontecimientos, me revela con ese rostro de concentración final que padezco de Urticaria, debido “seguramente” a algo que comí (señores doctores deberían sacar de su vocabulario el “seguramente”). Pero sigue inquietándome algo ¿Donde he visto a este sujeto? Le explico que no me tomaron exámenes el día anterior, me explica la inutilidad que en este momento tendría un examen, no le creo, pero en fin, se supone que el wn sabe, las sospechas se apoderan de mi.
Nuevamente prednisona a la vena y algún otro histamínico, me comienzo a marear, no se si será por los medicamentos a la vena o por el uso indiscriminado del cerebro tratando de averiguar donde había visto al personaje en cuestión.
Esta vez el médico me explica que lo mejor es intentar no dormir, si ando en moto lo principal es volver luego al hogar ¿Me estará ofreciendo una invitación para retirarme? A esta altura, preocupado, pero siguiendo las recomendaciones del doctor vuelvo al departamento, casi no hay ronchas, ese casi molesta en demasía, para evitar rascarme tuitéo, intento ocupar los fines terapéuticos y de sanación que siempre supe tendría esta red social. Comienzo a pensar que quizás se está desarrollando una incompatibilidad declarada entre mi cuerpo y el medio ambiente, aaaah, pero ustedes nada saben, si yo caigo no lo haré solo! Claro, después entiendo que me quedé dormido y comencé a hablar tonteras conmigo mismo nuevamente.
En un claro afán de optimismo me dejo llevar por lo contento que deben de estar en mi Isapre con alguien como yo, definitivamente no sabían con la chichita con la que se estaban curando, me declaro vengador de todas aquellas injusticias del sistema, conmigo no obtendrán ganancias! Sep, adivinaron, me quedé dormido nuevamente.
Me despejo un poco, por lo menos esta vez me han dado licencia por toda la semana y no debo pensar en el trabajo y ahora las memorias me vienen en forma de mordida de perro, un semáforo, un gruñido, un dolor, una caída lenta hacia la izquierda, la moto en el suelo, gente alrededor, gente sorprendida, gente observando, por fin recuerdo esa cara, fue el mismo wn que me atendió de urgencia en agosto pasado, el que no tenía idea de la vacuna antirrábica, el que no sabía que recetar con alguien alérgico a la Penicilina, el famoso contigo aprendo.
En ese preciso instante me juré (en realidad prometí) que si despertaba al otro día con este cuadro alérgico no me sacarían de la famosa clínica hasta que me dijeran que me pasaba realmente. Y así fui consumido por el sueño pensando que lo mejor sería donar mi cerebro a la ciencia, para que no se repita el problema.

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