PRIMARIAS
La
fiesta de la democracia, cumplimiento del deber cívico, el ejercicio de
nuestros derechos, nuestra honrada forma de manifestarse ante el poder, la voz
del pueblo, la ceremonia republicana donde caben todos y tantas otras frases y lugares
comunes con que los medios nos bombardearon la semana pasada, sumado al llamado
del Gobierno, la Rana Darwin y las geniales imitaciones de Kramer, todas
confabuladas para llamar a estas inéditas primarias legales algo que no son.
Primarias de los dos mayores bloques políticos para elegir a su candidato a la
presidencia de la República que eran voluntarias y que desde mi humilde
perspectiva su participación no te hacía ni más ni menos “democrático”. Un
ejercicio de sufragio que si te sentías representado por alguna de las
propuestas encarnadas por los seis candidatos te invitaba a participar; por lo
mismo es absolutamente entendible que candidatos que no se encontraran en la
papeleta, llamaran a no votar.
Primarias
que según “destacados” analistas y basados en ejercicios similares en otros
países no superarían el 10% del padrón electoral, sobre todo considerando la
voluntariedad y la última elección municipal y justamente nos detenemos en el
padrón para ver los primeros análisis surgidos en medios de prensa y redes
sociales:
-
Quienes no se sienten representados y no
votaron en las primarias minimizan la votación de tres millones de personas,
recurriendo al argumento de que el padrón es de 13 millones de chilenos. A
ellos se les debe recordar que la votación (tanto obligatoria como voluntaria)
desde la vuelta de la democracia en nuestro país, rodea los 7 millones y medio
de electores, ok, concedamos que esta vez el famoso “descontento social” al que
apelan, aumenta la participación a 9 millones; visto así, en las primarias de
dos bloques votó un tercio de la población que comúnmente sufraga, lo cual
marca claramente una tendencia y sin duda el argumento de ningunear esta
primaria queda sin asidero.
-
Sigamos con el descontento social y su forma
de exteriorizarse en protestas, marchas y redes sociales, todas completamente
legítimas y a las cuales diferentes encuestas le otorgan un gran grado de apoyo
en la población. Sabemos que una mayoría tiene claro que se deben comenzar a
hacer cambios estructurales en la Constitución heredada de la Dictadura por un
Chile más justo (que irónicamente es el eslogan de campaña del candidato que se
encuentra ligado al abominable régimen de Pinochet), sin embargo los candidatos
que no participaron en estas primarias se sienten dueños de estas reformas que
una gran mayoría aboga y pierden su cable a tierra con la realidad. A tener en
cuenta que dentro de los votantes de los cuatro precandidatos de la “Nueva
Mayoría” estarían en un principio de acuerdo en hacer modificaciones a la Constitución
y abogar por una educación gratuita, con diferentes variantes, por supuesto.
-
Los dos bloques de una u otra manera se
sintieron vencedores con la participación de estas primarias, las interrogantes
surgen cuando se desprende la pregunta si los candidatos ganadores tendrán la
real fuerza para crecer más allá de estos porcentajes que se consideran votos
duros (aunque todos sabemos que no lo son tanto).
Más
allá de una mirada general, veamos individualmente en que influyeron estas
primarias en los diversos candidatos:
Candidatos que no participaron de las
primarias
- Marco Enríquez-Ominami: Por el escándalo de la gente que
sin su voluntad se encuentra inscrita en su partido, sin duda es el gran
perdedor, su imagen quedó trastocada, teniendo en cuenta que siempre ha
manifestado que se deben cambiar las malas prácticas de la política, asunto que
a todas luces, desde el nacimiento su partido político no hizo. Más allá de
esto, no deberíamos extrañarnos que a partir de ahora, medios de prensa
controlados por la derecha empresarial comiencen a inflar su candidatura, como
una forma de intentar quitar algunos votos a la candidata de la Nueva Mayoría.
- Franco Parisi: Otro de los candidatos que no participó en
las primarias, pero que algunos podrían considerar como simbólico ganador,
sabiendo que dentro de sus postulados encarna de mejor manera a una centro
derecha que a un electorado de centro o izquierda. Según sus adeptos más
optimistas podrá recoger ese electorado de Velasco y Allamand que no se sienten
representados por las ideas de los candidatos ganadores, lo cual se ve
claramente difícil; pero bueno, la esperanza para algunos, es lo último que se
pierde. Como anexo señalar que los mismos medios de prensa antes señalados
podrían comenzar una campaña de desprestigio contra él si ven amenazados los
votos de su candidato.
- Roxana Miranda: Puede que también sienta que su candidatura
logró que parte de la población no sufragara en estas primarias, lo cual se
aleja de la realidad, pues los votos que podría conseguir no se encuentran para
nada dentro de la esfera de estos dos bloques políticos. Nota aparte, ya se han
escuchado algunos rumores que hacen referencia a buscar que baje su candidatura
a favor de Marcel Claude, por lo menos por el momento sólo eso son, rumores.
- Marcel Claude: Sin duda siente que evitó que mucha más
gente participara en las primarias, debido a su liderazgo (o ego desmedido) y
ya ha disparado sus misiles a la candidata de la Nueva Mayoría. A saber ya se
han presentado en las diferentes elecciones otros candidatos de su sector con iguales
resultados, una derrota aplastante, sobre todo por las expectativas creadas
entre sus seguidores. Representamos este hecho que sin duda en el caso de este
candidato puede que sea distinto. A modo de consejos no vinculantes sería bueno
señalar que podría intentar convencer más que destruir a sus adversarios, pues
eso son, adversarios y no enemigos, lo verdaderos líderes se ven en sus
propuestas no en la crítica permanente, su diagnóstico puede estar en lo
correcto, pero no es necesario repetirlo en una sorna mesiánica que le resta
credibilidad.
Coalición de Derecha
- Andrés Allamand: El gran perdedor junto con el gobierno
que representa, intentando no ser ofensivo, realmente fue patético escucharlo
al término del “ejercicio democrático” señalando que habían ganado en tales
regiones, en tales ciudades, en tales barrios y que sin embargo habían perdido.
A modo de explicación, se puede señalar que su campaña estuvo pésimamente
enfocada al no intentar diferenciarse de su oponente de pacto; los analistas de
Renovación Nacional nuevamente se equivocaron al plantear a su candidato, del
cual en realidad, casi no se escucharon propuestas reales.
- Pablo Longueira: Anoche en la sede de su comando se
escuchaban gritos enardecidos, cánticos y fanatismo que ya se quisiera una
iglesia evangélica, que por una parte celebraban la victoria de su candidato,
pero que por otra pareciera que quería acallar en sus mentes que Michelle
Bachelet sola, doblaba los votos de los dos candidatos de la coalición de
gobierno. A primera vista, este es el peor resultado que podría tener la
derecha, reconocido pinochetista (es cosa de mirar los medios extranjeros que
cubrieron la noticia) el candidato UDI no tiene mayores posibilidades de
extenderse hacia el famoso centro y asegura que este bloque, al igual que la
elección de Frei contra Alessandri, se enfocará en no perder las parlamentarias
y así seguir bloqueando los cambios estructurales que una mayoría de la
población solicitan.
Nueva Mayoría
- José Antonio Gómez: Con un presupuesto escaso y con
propuestas que se encontraban a la izquierda de todos sus competidores en el
pacto, el radical no pudo o no supo atraer a los locales de votación a todos
aquellos que buscan una asamblea constituyente para la redacción de una nueva
Constitución y sin duda eso mermó sus resultados, un cuarto lugar que sin
embargo estuvo más cerca del candidato demócrata cristiano que cualquier
militante de ese partido hubiese esperado. Aún podemos esperar a un Gómez 2018.
- Claudio Orrego: Otro de los perdedores de la noche,
luchas internas de la DC, mal planteamiento de la candidatura, no acorde a lo
solicitado por la ciudadanía, el candidato confesionario no pudo siquiera
encantar a la totalidad de los militantes de su propio partido. Las señales se
vieron en el segundo debate donde buscaba discutir el segundo lugar con Velasco
y en donde, reafirmo, reconoció anticipadamente una derrota contra Bachelet, un
candidato que se vio anacrónico y que evidencia la baja sostenida de la
Democracia Cristiana entre los electores.
- Andrés Velasco: Su segundo lugar se puede atribuir a
varios factores, entre otros, encantó a un electorado que no se siente
representado ni por la antigua Concertación ni por la Alianza de derecha, no
cabe duda que le restó votos a Allamand y por último que su campaña, aunque
parezca increíble, estuvo bien enfocada hacia ese sector desconocido por los
líderes DC y de centro izquierda. Aunque su segundo lugar es valioso, su lejanía
con la votación de la candidata ganadora no auspicia que la parte central de su
programa se plasme en el de Michelle Bachelet (lo cual desde ya, se agradece).
- Michelle Bachelet: La gran ganadora, desde antes se sabía
que ganaría por un buen porcentaje, pero nadie auguraba un 75% de las
preferencias, la gente le cree y está convencida de que ganará (lo cual son dos
cosas claramente distintas), después del descalabro de este gobierno de derecha
que intentó por todos los medios desprestigiarla y crear una campaña del
terror, salió victoriosa y por mucho, tanto que no necesita acercare más al
centro, como algunos intentan hacer creer. Asunto que recalcó en su discurso de
anoche, de donde destaco tres propuestas nítidas:
1.- Reforma Tributaria (una de verdad esta vez).
2.- Camino hacia una educación gratuita y de calidad.
3.- Nueva Constitución Política de la República.
Lo que si deben tener claro los electores de la señora es
que no deben desinflarse, pues para lograr lo que ella propone se necesita un parlamento
que sea afín a su programa, esa será la nueva gran pelea que deben dar aquellos
que buscan cambios estructurales en nuestro sistema social y político.
Me parece un buen resumen de los que pudimos observar ayer y una proyección plausible de lo que puede ocurrir en Noviembre. Obviamente, el hacer las descripciones y proyecciones mencionadas, de alguna forma, fuerza los mismos lugares comunes y dejo poco espacio para imaginar un escenario distinto y esto, repito, no es responsabilidad del autor, sino de la suerte de "desesperanza aprendida" en la que hemos decidido vivir. Probablemente, pienso, se necesita precisamente de un "ego desmedido", como el que tuvieron Marx, Castro, el mismo Allende o algún otro revolucionario (transformador), para salir de esa somnolencia. De momento no nos cabe más que esperar y observar.
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