El
pato es tu amigo
Pato: Dícese de aquel
utensilio de plástico o de metal que es utilizado por el género masculino para
orinar, evitando desplazarse a un urinario empotrado.
Este adminículo de fácil transporte y de uso masivo en
hospitales y clínicas es casi desconocido para las personas que se encuentran
sanas físicamente (en el tema mental no nos inmiscuiremos) y al cual no se le da la
importancia necesaria, sobre todo para intentar mantener el poco de dignidad
que conservan los fracturados de patas.
Una gran variedad de autores fija la importancia del pato a
la par de los medicamentos que son administrados para el dolor, otros dicen que
los anteriores sólo “le dan color”. Por lo mismo y dentro de este estudio es
que hemos querido rescatar diversos testimonios anónimos de la importancia que
llega a tener un pato en los pacientes, sobre todo en los fracturados.
Recomendamos que los siguientes relatos eviten ser leídos por
actuales usuarios de este adminículo, de manera que no se sientan representados
y sufran una gran baja en su auto estima; advertidos de lo anterior
procederemos a ilustrar los comentarios surgidos a la pregunta: ¿Qué
importancia ha tenido el pato en su vida?
Testimonio 1: ¿Pato? ¿Qué
es eso? En el hospital con cueva nos pasan una bacinica y que además debemos
compartir entre tres, viera Ud. cuando la ocupan para otras cosas (el relato no
pudo continuar debido al llanto desmesurado del encuestado).
Testimonio 2: ¿Pato? Pero de
que hablas, desde que me operaron la rodilla por chocar con mi Harley me han
tenido con morfina y una sonda a través de la cual orino, no me imagino otra
forma de lidiar con el tema de ese tipo de necesidades fisiológicas pos hombre
(esperemos que aún esté con morfina cuando le saquen la sonda).
Testimonio 3: El pato no me
devolvió la dignidad como Ud. cree, estoy tan mal que ni siquiera puedo usarlo
solo, debe venir un enfermero o enfermera que suavemente me pone en posición y
me ayuda a ejecutar el trabajo, cómo cree que se siente uno cuando al final le
preguntan: ¿Se lo sacudo?
Testimonio 4: Ha sido mi
gran amigo y confidente, no le cuente a nadie, pero lo traje a mi hogar,
siempre está a mi lado, incluso le puse nombre, bueno en realidad el nombre no
se lo puse yo, el me lo susurró…
Testimonio 5: Al principio
no le tuve nada de fe, pero una vez que se adquiere la técnica para “ladearse”
y dar con el ángulo en que más confianza tiene la vejiga para descargarse, funciona
a las mil maravillas.
Testimonio 6: Mi
experiencia con el pato no es agradable, la primera vez que lo ocupé no medí
bien y me pasé, manché todas las sabanas de mi cama, llegaron las enfermeras
con muecas y me tuvieron que lavar, me cargaron cual saco de papas y me lavaron…
y las muecas no paraban, eso ya fue hace siete años y aún lo recuerdo con
claridad, pero mi sicólogo dice que ya tengo el tema superado…
Como se ve, de todos estos testimonios podemos llegar a la
conclusión de lo imprescindible que es este instrumento en el fracturado
moderno, por lo mismo muchos fracturados repiten mentalmente: “el pato es mi
amigo”.
Jajajjaa..... conociendo y sabiendo que tus aprehensiones son las mismas mias, me conforma saber que ese amigo pato ya lo tengo asumido. Una real ventaja, considerando que para un primerizo puede ser un drama dantesco.
ResponderEliminarLo mejor que puedo aconsejar es que el dia que esten en una camilla sin poder moverse, se hagan amigos al tiro' del adminiculo ( para evitar posteriores desencantos y/o gastos en el siquiatra).
Usuarios del pato unidos, jamas seran vencidos.
Patulecamente, te abrazo.
Alfredo.